Aunque a primera vista el perdón pueda suscitar rechazo, esto se debe a todas las connotaciones pasadas que le hemos dado, así como a las prácticas y miradas reducidas a las que lo hemos relacionado. Por eso en algunas ocasiones nuestra misma sabiduría nos empuja a aprender a conocerlo en más detalle, esta vez de primera mano.
Este experimentarlo de primera mano es clave como en otros aspectos de la vida. Por ejemplo, podemos hablar del océano y de lo maravilloso que es bañarse en él, pero hasta que no te sumerges tú, no puedes sentir de verdad lo que es esa experiencia.
El perdón te hará libre
Así mismo ocurre con este tema que nos concierne. Una vez nos introducirnos en el vasto océano del perdón podemos empezar a tener más datos. Con lo primero que tocamos al sumergirnos es con el desconocimiento. Nos damos cuenta de que no teníamos ni idea de su magnitud, ni de cómo era su práctica real.
Atrás quedan entonces los ejemplos del «te perdono pero no olvido», las reglas o los trueques emocionales fruto de una moral. El perdón emerge de nuevo en nuestra conciencia, ahora desde la autenticidad y la libertad. Nada que ver con el pasado.
En esos primeros baños de perdón, ya empezamos a sentir los primeros efectos de paz. También alborean nuevas preguntas, dudas, inquietudes, todo ello envuelto de un deseo de aprender. Aparecen historias, recuerdos, malestar, pero esta vez impregnados de una nueva fuerza revitalizadora. Nada queda estático ante del perdón, justamente pasa lo contrario: todo empieza a cambiar fruto de nuestra mirada renovada.
Palabras como amabilidad, serenidad, entendimiento empiezan a coger otra dimensión en nuestras vidas.
Núria Guinart
Antes eran conceptos aplicados, ahora son vivencia que podemos compartir. El perdón nos devuelve a nuestra dimensión real y lo hace paso a paso. Vamos pasando de la esfera de la programación y las creencias a lo universal de nuestra esencia. Podríamos decir que es un renacer en toda regla.
El renacer del perdón
A algunas personas les puede suceder que llevan años practicándolo y aún no han penetrado en el centro de la enseñanza. Y es porque es un acto tan simple que ante la complejidad de nuestra programación parece difícil. También sucede que lo seguimos reduciendo a una técnica para ciertos momentos o una herramienta más de solución de problemas. Ahí lo que estamos haciendo es limitar el poder de su alcance para transformarnos. Por eso a veces me gusta nombrarlo mentalidad del perdón, para dejar claro que no es una herramienta aislada y permitir que se convierta en una forma de vivir y mirar la realidad.
Esta forma de vivir no está ligada a ciertas conductas, estereotipos, ni a ninguna ideología ni normas sociales. No tiene nada que ver con ser un buen ciudadano y obrar según lo que se espera que hagamos. Pero si tiene todo que ver con nuestro mundo mental y nuestra identidad, y claro, por lógica se abre paso a través de actos y conductas, pero simplemente como gestos naturales que brotan de esta mentalidad. No son ya una imposición o deber.
¿Qué podemos conseguir con el perdón?
Perdonar es soltar todo lo que habías creído acerca de ti y que era falso. ¿Te imaginas cómo te sentirías después de eso?
Perdonar nos conecta con lo que hay detrás de las creencias y nos muestra que no sabemos nada. Perdonar nos abre la mirada para que veamos de nuevo, sin limitarnos.
Perdonar te hace sentir vivo, traspasando toda tu historia y la de los demás.
Te muestra que puedes ser libre, y que de hecho tras todos tus pensamientos ya lo eres.
Te permite dejar de creer en lo que pensabas acerca de los demás y con ello dejar de verlos como extraños.
Perdonar sana tu mente al no darle valor a lo que utilizabas para dañarte.
Perdonar implica darte cuenta de que los motivos por los que creías sufrir eran opcionales.
Perdonar te libera de la idea de sufrir y culpar. Te muestra que el sacrificio es un invento.
Perdonar es vivir presente, es la llave de la felicidad.
Vive tu propia experiencia
Perdonar finalmente no puede explicarse, hay que vivirlo en primera persona. Vivirlo porque apetece, porque notas que es tu tiempo, porque estás cansado de dar vueltas y encontrar simples tiritas que vuelven a caer una vez tras otra. Vivirlo porque sientes que ya tienes suficiente de teoría y sigues sufriendo y no sabes el motivo. Vivirlo porque quizás ya has tocado con algo en ti que es ciertamente cálido y reconoces su potencia. Vivirlo porque has decidido dar un paso hacia adentro y despertar a lo que realmente eres.
Conozco muchas personas que están en esta mentalidad despierta y el denominador común entre ellas es la sensación de libertad, el sonreír más a menudo en su cotidianidad, el detalle ligero de que su frente está despejada y se acuestan sin creer tan firmemente en los monstruos. Saben que siempre llevan puesta una mirada más amplia acerca de todo y la utilizan. Por eso han dejado atrás el querer tener razón y el seguir engañándose. Saben que pueden estar en paz y están dispuestos a cuestionar todo.
El gran cambio
El punto que remarcaría en mi experiencia en sesiones individuales y en los grupos que acompaño así como en mí mismo camino es el gran cambio transformador, ya no diré de las situaciones concretas, sino del bienestar global real.
Y es que el perdón nos despierta del sueño del ego y el sinsentido.
Si ya llevas tiempo con el perdón y estás frustrado o aún notas que tienes resistencias a vivirlo, te diría que te invites a sumergirte más profundamente, date una oportunidad y comparte en relación con otras personas que quizás te muestren cosas que aún no ves. Si por el contrario justo estás empezando te diría lleva a la curiosidad ahí donde vayas y ábrete en tu silencio a dar un simple paso de honestidad acerca de cómo te sientes ahora en tu vida. Los siguientes pasos se irán dando, no te preocupes.
Para finalizar este pequeño encuentro que hemos compartido juntos a través de estas letras, me gustaría darte una descripción que me encanta del perdón, es la siguiente: perdonar es ver lo falso como falso. Esto da para otro encuentro juntos, pero te lo dejaré mientras tanto a tu propia reflexión, para que vueles en tu mente abierta.
Ver las cosas como realmente son, y no como nos las hemos contado. Parece todo un reto pero al mismo tiempo está lleno de simplicidad. Ver la simple verdad. Y como ya habrás escuchado: la verdad nos hará libres.
Un abrazo sin tiempo,
Gracias.
Núria Guinart
